domingo, 28 de junio de 2009

Nado furtivo

Después del tema Elvis Crespo siguió otro de Shakira y había que levantar brazos de derecha a izquierda. Me sentí una especie de títere, con dificultades para moverme por la densidad del agua.
Y entonces, recordé cuando era chica y nadaba en el Paraná, nos tirábamos en el medio del río y a nadar, contra la corriente pesada y densa. No había música, había río, había árboles, silencio.
Pero el canto de una compañera de baile me sustrajo abruptamente del recuerdo. La señora era fanática de Shakira y cantaba enérgicamente. Me asusté, sentí que no iba a poder seguir soportándolo entonces planeé mi huida.
En el andarivel de al lado no había nadie así que me sumergí debajo del agua, me pasé y, en vez de nadar un estilo clásico, me incliné por el estilo mariposa. Y comencé a sentir como todo mi cuerpo, entumecido por los ritmos caribeños del acquadance, comenzaba a liberarse. Tenía que hacer muchísima fuerza para sacar los brazos y el torso del agua e incluso mi estado físico era pésimo así que me costaba el doble.
Pero nadé, nadé y nadé. No escuchaba nada, ni la música, ni la compañera cantando. Me sentía bien, tan bien. Llegué al borde de la pileta dispuesta a irme cuando vi que la profesora de acquadance me hacía señas desde el borde de la pileta, me llamaba, así que tuve que ir a ver que me decía, me acerqué y en voz baja me dijo: “Si venís a la clase no podés escaparte al andarivel de al lado a nadar, eso no está bien”. Yo, roja de vergüenza intenté darle una explicación pero ella bajó aún más el tono de voz y me dijo “De todos modos me parece muy bien, yo detesto esto pero ¿qué querés que haga? Me da plata y de algo hay que vivir…”.

sábado, 20 de junio de 2009

Flashdance acuático

Se me ocurrió empezar a hacer algo, pensé en la pileta del club, tenía que averiguar precios y actividades para elegir una.
De chica solía nadar en la pileta del colegio Ward, aún recordaba el vestuario, el olor a cloro, las carreras. Y, también recordaba la primera vez que fui a lo hondo, es decir, la parte más profunda de la pileta. Esa zona era un tanto diabólica, impenetrable, temible, era el otro lado de la pileta. Ahí iba el nivel tiburón y los más chiquitos aún éramos mojarritas.
Pero el día llegó y sentí una alegría enorme. Miraba para abajo con las antiparras y era profundo, movía los pies pero no sentía el piso, había que seguir y seguir, no se podía parar, sino, te ahogabas.
Y otra vez volvía a la pileta, esta vez, la del club Italiano. Las opciones eran:

Acquadance
Pileta Libre
Pileta con profesor


Decidí intentar con la clase gratuita de Acquadance. Y pensaba que, quizás, Dorita podía empezar también, para distraerse, para sentirse bien. Y la pelada no sería un inconveniente, el gorro de látex se la disimularía.
Llegué a la pileta, entré y me dieron una calurosa bienvenida. La profesora mencionó que había una alumna nueva e inmediatamente todos me miraron, eran alrededor de cuarenta, y empezaron a aplaudir. Yo me puse muy colorada pero decidí disimularlo.
La clase comenzó con el tema “Suavemente” de Elvis Crespo y todos empezaron a seguir el paso de la profesora: manos arriba, de izquierda a derecha, de izquierda a derecha, de izquierda a derecha.
Creí que no iba a poder soportar más la clase pero ese era tan sólo el comienzo…

domingo, 14 de junio de 2009

Atardecer



Paradójicamente, la adversidad, lejos de deprimirla, comenzaba a levantarle el ánimo a Dorita.
Había comenzado a salir por el barrio y también disfrutaba de los atardeceres en el balcón.
Hablábamos mucho. ¿Se puede hablar del dolor, de la tristeza, la angustia? Se puede. ¿Se puede hablar del dolor, de la tristeza y de la angustia con humor? Se podía y lo hacíamos.
Dorita se había encontrado con Ricardo, un antiguo compañero de la secundaria: “Me comentó que tenía un esguince, que se estaba quedando pelado y que se acaba de divorciar. Después me preguntó como andaba yo, si me había cambiado el look, le comenté que fue un cambio forzoso, por la quimio y ambos nos reímos, él me terminó diciendo que bueno, que se quejaba pero realmente lo de él no era nada”.
Con Dorita nos reímos y seguimos mirando la puesta del sol.

domingo, 7 de junio de 2009

Visita

"Ah, sí, podemos mirarlos todo el tiempo, y
ellos pueden seguir actuando, pero mientras
pretenden estar representando un cuento
de hadas, están sumidos en una visión
de los muertos que vuelven a la vida."
Otra vuelta de tuerca de Henry James,
traducción de Rolando Costa Picazo




Juana se había ido a vivir a España en la época de la hiperinflación, ahora volvía a visitar su barrio y quería saludarla a Dorita.
Dorita le envió un mail advirtiéndole "Estoy un poco cambiada, algunas cosas pasaron en mi vida". No le dijo que había tenido cáncer ni que estaba recibiendo quimioterapia.
Cuando Juana llegó al departamento, Dorita le abrió la puerta con el pañuelo en su cabeza, Juana se quedó inmóvil y con los ojos llenos de lágrimas le dijo: "Mujer... ¿Qué te pasó? ¿Cómo estás?".
Intenté imaginarme qué le llamaba la atención. Por supuesto la cabeza rapada, los ojos sin pestañas ni cejas serían un impacto grande, pero además, tenía unas ojeras pronunciadas, su cuerpo estaba muy flaco y en los brazos se destacaban las venas esclerosadas con tonos violetas.
Juana veía a otra Dorita, Juana veía el fantasma de Dorita. En su afán por retomar el pasado de su barrio se encontraba con un presente distinto, que dolía y la asustaba.
Hacía quince años había dejado a su amiga, a quién extrañaba tanto como a las charlas entre mates y los bocaditos Cabsha que le regalaba los días del amigo.
Volvía en busca de su amiga y, efectivamente, encontraba a su amiga, pero sólo veía su sombra, las huellas de una enfermedad.
La charla fue intensa pero en las palabras de Juana, Dorita sentía una cautela inusual que las alejaba, estaban frente a frente pero se sentía aún más lejana que en los mails. Porque en los mails Juana no la veía a Dorita y podían hablar como antes, como siempre, podían hablar.
Juana se fue, la despedida fue emotiva.
Dorita siguió abriendo los mails con la misma alegría y esperanza que antes, esperando un mensaje desde España, pero Juana no volvió a escribirle nunca más.