sábado, 20 de junio de 2009

Flashdance acuático

Se me ocurrió empezar a hacer algo, pensé en la pileta del club, tenía que averiguar precios y actividades para elegir una.
De chica solía nadar en la pileta del colegio Ward, aún recordaba el vestuario, el olor a cloro, las carreras. Y, también recordaba la primera vez que fui a lo hondo, es decir, la parte más profunda de la pileta. Esa zona era un tanto diabólica, impenetrable, temible, era el otro lado de la pileta. Ahí iba el nivel tiburón y los más chiquitos aún éramos mojarritas.
Pero el día llegó y sentí una alegría enorme. Miraba para abajo con las antiparras y era profundo, movía los pies pero no sentía el piso, había que seguir y seguir, no se podía parar, sino, te ahogabas.
Y otra vez volvía a la pileta, esta vez, la del club Italiano. Las opciones eran:

Acquadance
Pileta Libre
Pileta con profesor


Decidí intentar con la clase gratuita de Acquadance. Y pensaba que, quizás, Dorita podía empezar también, para distraerse, para sentirse bien. Y la pelada no sería un inconveniente, el gorro de látex se la disimularía.
Llegué a la pileta, entré y me dieron una calurosa bienvenida. La profesora mencionó que había una alumna nueva e inmediatamente todos me miraron, eran alrededor de cuarenta, y empezaron a aplaudir. Yo me puse muy colorada pero decidí disimularlo.
La clase comenzó con el tema “Suavemente” de Elvis Crespo y todos empezaron a seguir el paso de la profesora: manos arriba, de izquierda a derecha, de izquierda a derecha, de izquierda a derecha.
Creí que no iba a poder soportar más la clase pero ese era tan sólo el comienzo…