lunes, 31 de agosto de 2009

Se busca, le buscan, ¿me buscan?

Algunos están preocupados, pero esta vez el foco de atención dejó de ser Dorita, ahora se preocupan por Valentina.
El portero me ve salir a las apuradas y lanza la pregunta:
"¿Para cuándo?"
"¿Qué, para cuándo que? Ah.... Sigo sin encontrar trabajo"
"¿Para cuándo un novio Valen?"
Me quedo dura, atónita. ¿Qué le puedo decir? ¿Desde cuando me dice Valen en vez de Valentina?
"Chau, chau, se me hace tarde"
Con lo de Dorita pude comprender que los límites entre la vida pública y privada se vuelven poco nítidos en los edificios. Pero ahora me tocaba directamente a mí, ¿Desde cuando les preocuba mi vida sentimental?
Recordaba cuando la vecina que se mudó del séptimo apretaba con su novio en la escalera, estaban todos horrorizados, o cuando se peleó la del quinto a los gritos en el pasillo y todos preguntando porqué lo había dejado, que era buen chico. Yo, en cambio, siempre fui un poco reservada, así que para ellos era todo un enigma por resolver...

lunes, 24 de agosto de 2009

Cinéfilas





A veces no hay que hablar, ni mencionar, nada. Para Dorita era tarde de cine, había decidido llevarla al cine Cosmos, sobre avenida Corrientes.
Recordaba los festivales de cine y la atmósfera especial, entrar en el Cosmos era entrar en otra dimensión. La escalera, las luces de tubo fluorescente verde que iluminaban las plantas dentro del cubículo vidriado, la cafetería.
Fuimos en tren y luego en subte pero cuando llegamos nos encontramos con el cine cerrado y el cartel alegorizaba la situación: Cosmos/ Osmos o lo que fue/ lo que es. La puerta, entreabierta, mostraba los afiches del Bafici 2008.
En ese momento recordé otra situación similar. Una vez paseaba por el barrio de Caballito y decidí pasar por el cine Lyon, sobre avenida Rivadavia. Me quedé inmóvil en la puerta contemplando los tabiques de madera que obstruían la entrada. Poco tiempo después el cine reapareció bajo el nombre de Cineduplex y, más tarde, como Arteplex Caballito. A fuerza de bautismos había reaparecido, renovado, pero manteniendo el encanto de las butacas de madera, las salas de dos pisos y los fantasmas de otros tiempos.
Esa tarde no habría Cosmos pero sí Arteplex, Dorita me preguntaba cuáles serían las razones para cerrar un cine pero no pude decirle nada, las imágenes de otras tantas salas desparecidas (el Metro, por ejemplo) se atestaban en mi memoria, como imágenes en movimiento, fotogramas de un pasado incendiado.

viernes, 14 de agosto de 2009

Querido oncólogo



“Si advertimos que médico tiene lingüísticamente
algo que ver, en su origen, con meditación y con
modestia, podremos preguntarnos cuáles fueron
los meandros lingüísticos e históricos que disociaron
en gran medida esos significados”.
A la escucha del cuerpo, puentes entre la salud y las palabras
de Ivone Bordelois

Como la última quimio de Dorita había sido muy complicada se me ocurrió hablar con su oncólogo, pedirle que le de alguna medicación especial para que se sienta mejor.
Todo médico desconoce el ámbito privado del paciente de forma que esa ausencia se le manifiesta a través del diálogo. La palabra entonces cobra su máxima importancia, es la representación de lo vivido, el decir lo que se padece, también grito de ayuda.
Dentro del consultorio, rodeada por la gran cantidad de diplomas que garantizaban la continúa capacitación profesional, comencé a hablar, el eco de mis palabras revotaba con antiguas imágenes del sufrimiento de Dorita. Le hablaba como si fuera una persona que quisiera escucharme, como si pudiera comprender la situación, le hablaba sufriendo, sintiéndome yo misma Dorita, intentando transferir lo vivido.
Mientras, él leía la historia clínica de otro paciente y cuando terminé me dijo: “Bueno, mirá, vomitar es una cuestión fisiológica, es normal, como hacer las necesidades diarias…”. Se levantó de la silla y sonriendo me extendió el brazo como para que me retirara del consultorio.