domingo, 7 de junio de 2009

Visita

"Ah, sí, podemos mirarlos todo el tiempo, y
ellos pueden seguir actuando, pero mientras
pretenden estar representando un cuento
de hadas, están sumidos en una visión
de los muertos que vuelven a la vida."
Otra vuelta de tuerca de Henry James,
traducción de Rolando Costa Picazo




Juana se había ido a vivir a España en la época de la hiperinflación, ahora volvía a visitar su barrio y quería saludarla a Dorita.
Dorita le envió un mail advirtiéndole "Estoy un poco cambiada, algunas cosas pasaron en mi vida". No le dijo que había tenido cáncer ni que estaba recibiendo quimioterapia.
Cuando Juana llegó al departamento, Dorita le abrió la puerta con el pañuelo en su cabeza, Juana se quedó inmóvil y con los ojos llenos de lágrimas le dijo: "Mujer... ¿Qué te pasó? ¿Cómo estás?".
Intenté imaginarme qué le llamaba la atención. Por supuesto la cabeza rapada, los ojos sin pestañas ni cejas serían un impacto grande, pero además, tenía unas ojeras pronunciadas, su cuerpo estaba muy flaco y en los brazos se destacaban las venas esclerosadas con tonos violetas.
Juana veía a otra Dorita, Juana veía el fantasma de Dorita. En su afán por retomar el pasado de su barrio se encontraba con un presente distinto, que dolía y la asustaba.
Hacía quince años había dejado a su amiga, a quién extrañaba tanto como a las charlas entre mates y los bocaditos Cabsha que le regalaba los días del amigo.
Volvía en busca de su amiga y, efectivamente, encontraba a su amiga, pero sólo veía su sombra, las huellas de una enfermedad.
La charla fue intensa pero en las palabras de Juana, Dorita sentía una cautela inusual que las alejaba, estaban frente a frente pero se sentía aún más lejana que en los mails. Porque en los mails Juana no la veía a Dorita y podían hablar como antes, como siempre, podían hablar.
Juana se fue, la despedida fue emotiva.
Dorita siguió abriendo los mails con la misma alegría y esperanza que antes, esperando un mensaje desde España, pero Juana no volvió a escribirle nunca más.

1 comentario:

Pablo dijo...

Cáncer. Todas las familias tienen uno.
Pobre Dora, pobre Juana.