sábado, 13 de febrero de 2010

Primer empleo

Finalmente había conseguido un trabajo de redactora en una editorial de marketing, un trabajo de pocas horas que me permitía seguir ayudando a Dorita. Era mi primer trabajo así que la noche anterior prácticamente no había podido dormir pensando en qué me encontraría, ¿Cómo era el ambiente laboral? ¿Cómo serían mis compañeros? ¿La relación con los jefes? Pero era una preocupación agradable acompañada por un montaje de voces “Por fin conseguí mi primer trabajo, por fin”.
La que se dirigía a la oficina en su primer día de trabajo era yo misma con esas otras voces, y yo que quería escribir, yo periodista.
Me senté en un escritorio todo sucio, repleto de papeles y hojas tiradas. Mi jefa me dijo que empiece encendiendo la computadora pero antes traté de sacarle la gran cantidad de papeles que tenía encima y limpiar un poco la tierra acumulada en el teclado.
La primera nota que debía escribir era para un suplemento cultural de un diario chileno, un breve relato sobre el edificio Kavanagh. Comencé a investigar en Internet y descubrí que aquél edificio formaba parte de una historia de amor y odio entre familias, entonces las palabras empezaron a aparecer, se empezaron a conectar, la escritura fluía fácilmente, rítmicamente.
Escribiendo me escribía y comenzaba a vivir lo que creía sería una gozosa forma de subsistencia.



спасибо


11 comentarios:

Pablo dijo...

Ese edificio me recuerda a King Kong

Pistacho dijo...

que maravilla poder trabajar por fin de lo que uno quiere... bien por Valentina!!! jajaja

saludos al King Kong de PM

nanoNano

Pd: gracias por pasar por mi bloc...

Martin Pannari dijo...

es agradable poder plasmar en palabras lo que uno siente o piensa.

1600 Producciones dijo...

Holaaaaaaaaaa!!!!!

Anónimo dijo...

¡Cuánto me gustó leer hoy tu blog! Soy estudiante de periodismo y comparto esa afición por traducir tu mundo en palabras. Y en este caso lograste transmitir, además de la angustiante atmosfera en la se encontraban, la calidez alegre de los actos cotidianos, mucho más felices si son compartidos.
¡Segui escribiendo!
Saludos! Gaby

María Virginia Gallo dijo...

Gaby, y cuánto me alegra a mí leer un comentario como el tuyo. Finalmente abandoné este blog para seguir con otro: http://buenosairesencronicas.blogspot.com/
Sigo escribiendo, siempre, lo necesito.
Este blog me ayudó como catarsis y creo que sería bueno retomarlo.

Un abrazo grande

Y gracias Martín, Pistacho y PM.

Recomenzar dijo...

Acabo de venir de otro blog argentino... me gustan los dos ...............Es un placer leerte

María Virginia Gallo dijo...

¡Muchas gracias!
Este blog quedó medio abandonado, fue un periodo de mi vida en el que necesitaba una catarsis emocional y la encontré a través de la escritura y la fotografía.

Rochies dijo...

VIRGINIA, aquí estoy. Acabo de leer tu mail.
Mi carrera en turismo me hubiera permitido explicarte aquella historia entre Corina K. y la dueña de la vieja cancillería. Hoy ese edificio me pega mal.
Hablando de jefes y malostratos, el último, vive aún ahí.
Tomé la primera comunión en la iglesia del Santísimo, que era la que debía no verse desde el palacio. Qué loco lo que uno se prepara para que despues la gran mayoría de las veces sea un chasco.

María Virginia Gallo dijo...

Rochitas: Lamento que compartamos estas amarguras pero bueno, será cuestión de tratar de olvidar.
El tema es que el espacio, tal como vos comentás, te vuelve a todo eso, a mí a veces me agarra una nostalgia cuando transito lugares que antes frecuentaba. Cuando le pasaba a mis viejos cuando yo era chica y no lo podía entender pero ahora sí.

Anónimo dijo...

buen blog