jueves, 15 de octubre de 2009

Je suis Isabella

“Ignoraba qué encadenamiento de hechos la
había conducido hasta allí, y este misterio
la llenaba de una desesperada necesidad de libertad.
Sin embargo, no se movió”
Belle de Jour de Joseph Kessel





“Sabés lo que pasa, yo no quiero ser Isabella, yo quiero ser Isabelle, como Isabelle Hupert. Actuar en los films de Chabrol, Merci pour le chocolat…”. Me lo dice con ojos llorosos, con la mirada desviada, deslizándose en el aire.
Isabella tenía una larga caballera con los tonos rojizos de Isabelle, pero ahora luce una peluca color marrón oscuro. Me pregunto (e implícitamente juzgo) porqué algunos deciden usar peluca y no exponer la pelada, aunque sea desdibujada con gorro o pañuelo.
Pero la pregunta es irrelevante, tratar de respondérmela involucraría cuajar algo que se resiste a las sistematizaciones y sería acto de violencia ejercida contra alguien que quizás no se lo pregunte. La decisión es una acto en sí, personal, más allá de las implicancias en el afuera.
Decido, entonces, hacerle una propuesta. Le digo que podría usar otras pelucas, jugar a ser la Catherine Deneuve de Belle de Jour.
Pero comienza a llorar y, mientras el lamento se hace abrazo, me dice: “¿Porqué, porqué no jugué antes, porqué jugar ahora?”.

2 comentarios:

Pablo dijo...

La peluca
es un objeto al que asocio, inevitablemente, con la muerte. Salvo que yo esté en el cine
y abajo de la peluca esté Catherine De neuve.

Unknown dijo...

bellisimos pies!