domingo, 7 de diciembre de 2008

Invasión



Siempre habían estado ahí pero yo nunca las había visto. Algunas se paseaban tristes, otras orgullosas, exhibiéndose al viento, sin pudores.
Llamaban la atención, ellas, tan provocadoras.
¿Por qué nunca las había visto? La culpa la tenía Dorita, después de pasar juntas las quimios mi percepción se había modificado, ninguna pelada podía pasar desapercibida ante mi vista.
Quería hablarles, decirles que tengan fuerza pero sin duda mi percepción del cáncer estaba basada en un caso particular y su ampliación encontraría divergencias aunque también algunos puntos en común.
Ahora las miraba atentamente, trataba de percibir sus historias, de entrometerme mentalmente. ¿Quién sería para ellas? Quizás otra mirada de lástima, una de esas tantas condenatorias que apuntan con el dedo y dicen “Esa tiene cáncer, mirá como está, pobre…”. No lo podían saber, la corroboración era imposible ante mi silencio, no podía franquear ese pudor, tenía que seguir caminando y esperar porque quizás mañana u otro día me podría encontrar con otra.

No hay comentarios: